Escena desencajada

Escena desencajada

Jorge Gabriel Almuzara

 Almuzara, Jorge Gabriel

Cuando uno quiere comunicarse es recomendable tratar de ser claros y precisos para que no haya lugar a error. Sin embargo, a la hora de escribir una obra esto no es necesariamente cierto.

El hecho de que un dramaturgo se mueva en mundo formado con palabras puede llevar a un error en la concepción de su profesión. En esta oportunidad seré dogmático, después tendré tiempo de desdecirme.

En algún tiempo creímos y a veces seguimos creyendo que la tarea del dramaturgo es comunicar algo. Puede ser una idea, una tesis, una forma de ver el mundo. De hecho es algo que se afirma actualmente. Cada obra de teatro es una forma particular de ver el mundo. Sin embargo, el trabajo del dramaturgo está muy lejos de comunicar algo, es más bien todo lo contrario, perturbar el mundo.

Supongamos la siguiente escena: Entra Marcos a la habitación donde está Eugenia. Marcos le toma las manos, se arrodilla, dice algunas palabras románticas y promete la felicidad. Eugenia se conmueve, y lo besa. La escena termina. Si tuviéramos que ponerle un nombre diríamos algo así como declaración de amor.

Supongamos que Marcos es sincero, diríamos que está enamorado de Eugenia y quiere casarse con ella. La acción que realizó en la escena anterior si bien es cursi fue al menos efectiva.

Compliquemos la escena un poco más. Entra Marcos dispuesto a confesarle su amor a Eugenia, la toma de las manos, le dice algunas palabras románticas, puede decirle que sus ojos lo tienen embrujado y que sería el hombre más feliz del mundo si se casaran. Eugenia le suelta la manos, le dice que está enamorado de otro con el cual se va a casar. Demos por terminada la escena.

¿Qué va a hacer Marcos? ¿Se va a olvidar de Eugenia? ¿La va a raptar o algo peor? ¿Iniciara un largo período de expiación y soledad? ¿Se ira con otra? No lo sabemos. Pero al menos tenemos el germen para un conflicto. M ama a E. E ama a otro. Si lo central de la obra fuera la conquista amorosa deberíamos desarrollar el periplo anterior o posterior a la escena que mostramos.

Volamos a la escena y agreguemos un poco más de información. Marcos y Eugenia eran novios, pero un día por decisión de Marcos decidieron separarse. Luego Marcos se dio cuenta de que su verdadero amor era Eugenia, y decide volver con ella. Pero resulta que ella se está por casar. La noche antes del casamiento Marcos se cuela en la habitación de Eugenia para tratar de convencerla de que anule su compromiso y se case con él. Resulta que alguien lo vio saltar el muro del palacio donde vive Eugenia y ahora todos los guardias lo andan buscando. Marcos y Eugenia se ven en una situación peligrosa. Si los descubren en la habitación significaría la muerte para él y la deshonra para ella.

La primera escena no tenía el elemento de urgencia. En poco tiempo Marcos tiene que convencer a Eugenia y salir airoso de la situación. Pero Eugenia también tiene lo suyo y no puede olvidarse del desplante de Marcos así que está muy tentada de gritar en pedido de auxilio, al menos así ella se salvaría de la deshonra. Ahora Marcos se ve en otro problema, convencer a Eugenia de que no grite.

Me los imagino hablando a estos personajes y diciéndose cosas, debatiéndose entre una decisión o la otra. Luchando cada uno consigo mismo. Marcos está a tiempo de saltar por la ventana y olvidarse del asunto. Eugenia está a tiempo de gritar, de ocultarlo o de fugarse con él. ¿Pero qué camino tomar cuando los sentimientos son contradictorios?

MARCOS: Te pido que me perdones por todo lo que hice.

EUGENIA: Yo no puedo olvidar eso. Ándate antes de que grites.

MARCOS: Prefiero que me maten a vivir sin vos…

Y la cosa puede continuar por largo tiempo. Los personajes son transparentes. La situación es clara. El conflicto, o los conflictos están ahí flotando en el aire y necesitan ser resueltos.

También podemos optar por otro tipo de recursos. Podemos ocultar los motivos. Sin embargo esto no es tan fácil y la mayoría de las veces puede no resultar. Para un dramaturgo es mucho más fácil controlar a su personaje que dejarse desconcertar por ellos.

Golpean la puerta. Es el padre de Eugenia, el Coronel.

CORONEL: (Desde afuera) ¿Quién está ahí?

EUGENIA: Es mi padre. Rápido, por la ventana.

MARCOS: No tengo miedo de morir, si no puedo amarte lo prefiero así

C: (Abre la puerta, y entra con la espada empuñada) Ah, Eugenia, pensé que no había nadie. (Lo ve a Marcos. Silencio largo) Ah, Marcos, ¿cómo le va? (Pausa) Espero no interrumpir nada.

M: Sólo estábamos conversando.

C: Hacen muy bien. Una buena conversación siempre es algo muy. Bueno, eso.

E: ¿Qué ese escándalo de abajo?

C: Se nos metió un intruso, tengo a medio regimiento buscándolo.

M: ¿Un ladrón?

C: Muy probablemente. Lo mejor es que no salgan de la habitación hasta que lo encuentren, puede ser peligroso.

E: Sólo un estúpido intentaría robar en el palacio.

C: Viene por mis aceitunas. En este palacio tenemos las mejores aceitunas de toda la región. Siempre quieren robarme mis aceitunas. Pero yo no lo voy a permitir. A mí nadie me va a robar las aceitunas. (Entra un guardia corriendo)

GUARDIA: Coronel, buscamos por todo el palacio, pero no encontramos a nadie.

C: ¡Maldito incompetente! (El Coronel golpea al guardia en la cabeza y lo mata al instante. El guardia cae en la cama boca arriba) Un ejército de incompetentes. Me van a terminar robando mis aceitunas. (Sale)

M: (Mirando el cadáver) Tiene los ojos abiertos.

E: Voy a extrañar esto que hacemos.

M:¿Puedo ver el vestido?

E: No, es mala suerte.

M: Podemos seguir haciéndolo cuando estemos casados.

E: Ya no va a ser lo mismo, faltará el peligro. Es tarde, mejor ándate a dormir.

Marcos sale. Eugenia se acuesta a dormir junto al cadáver.

Oscuridad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.