Por Luciano Delprato (Actor, director y dramaturgo), DIC 014
Desde finales de octubre pueden encontrarse en Youtube las primeras entregas de Chow Fan Show, una novedosa propuesta de humor y entrevistas online para volver a pensar la ciudad, los medios de comunicación y la producción cultural.
Corría el año 2005. Una revolución secreta se gestaba y nosotros como si nada. Como se gestan todas las revoluciones, que con el diario de ayer parecen evidentes y obvias pero antes solo un puñado de impares puede distinguir del ruido de fondo de un mundo que no para de revolucionarse sobre sí mismo y alrededor del sol. Porque en la primavera de 2005 se colocaba online un sitio web que iba a transformar nuestro vínculo con la producción audiovisual de manera definitiva. YouTube, (Vos Tubo, en su traducción más insensata y directa), acuñando desde un comienzo el eslogan “Broadcast Yourself” (cuya traducción correcta sería “Transmite tú Mismo”, pero que suena sugestivamente parecido a “Transmítete a ti Mismo”, de hecho el sitio fue pensado originalmente como una plataforma de difusión personal, un date site). Y esto es lo más importante, porque apenas a flote en un océano de videítos de gente bañándose con baldes de cubitos de hielo y gatitos siendo tiernos por enésima vez, hay gente diciendo cosas, hablándole al mundo en primera persona, sin intermediarios y con muchas menos limitaciones que en los medios de comunicación tradicionales, que tienen las arterias saturadas por el colesterol de la mercadotecnia (no es menor el dato que señala que, a pesar de su tráfico furioso, el sitio jamás ha dejado de dar pérdidas económicas) . Porque si bien es cierto que casi todos nosotros navegamos la web en busca de alguna de las formas más populares del amor, hay más formas del amor entre el cielo y la tierra, Horacio, que las que ha soñado tu pornografía. Elisa Gagliano y sus amigos pertenecen a este grupo de terroristas de seda que, armados con una visión marginal del mundo, se dieron cuenta que son tan extraños que son graciosos, tan particulares que son necesarios y tan idealistas que son adorables. Porque Chow Fan Show, el programa de entrevistas surrealistas que ya lleva cuatro emisiones tiene el objetivo de nada más ni nada menos que trasformar la ciudad de Córdoba, y ya sabemos que si despintamos nuestra aldea redecoramos el mundo.
El formato elegido es la entrevista, porque claro, lo que tenemos es un montón de preguntas, cuyo misterio es lo suficientemente hondo como para que haga falta que las contestemos entre todos: ¿Por qué nos gobiernan los mediocres y los malvados? ¿Por qué confundimos identidad con tradición? ¿Por qué la ciudad de la Reforma y el Cordobazo se transformó en la ciudad de los linchamientos a motociclistas y el odio de clase? ¿Por qué La Docta tiene más iglesias que librerías, más policías que poetas y más telemarketers que comediantes? Que no se malinterprete, mi prosa pesada es solo mía, estamos hablando acá de un programa de humor. El Humor es tragedia más tiempo, dice Woody, pero tiempo no es precisamente lo que nos sobra en la ciudad de las campanas, que doblan cada día por un nuevo muerto de la guerra que los ricos le hacen a los pobres. Un humor inmediato y urgente entonces, porque estamos contra la pared. Una sonrisa es también una forma de mostrar los dientes, para que los lobos que nos acorralan sepan que nosotros también tenemos colmillos, que los vamos a morder a carcajadas. El humor como una forma de resistencia contra el horror de vivir entre el odio y la indiferencia, los dos sicarios más certeros que tiene el desamor, el deshumor. Una comedia del cut y paste, del found footage, que raspa sus caprichosos bordes dialécticos con cada cosa que se va diciendo, contra los silencios incómodos y los cometarios salidos de la lucidez border de una conductora designada que bebe lo mismo, La Gagliano, que se cruza del carril de la farsa política al de la lírica de arrabal arriesgando la vida en cada esquina, erudita en secreto, irreverente a grito pelado. No voy a hablar demasiado de sus influencias, googlen Between Two Ferns, lean María Negroni, busquen (en YouTube, obvio) Juana y sus Hermanas y enterensé de una vez que Pedro Saborido es lo mejor que le pasó a la escritura humorística para TV desde Carlos Mesa y no me molesten más. No voy a hablar tampoco de sus limitaciones y sus falencias, porque ellos son lo suficientemente astutos para hacer de sus flaquezas virtudes, para reírse con ternura de su propia precariedad, elevándola como una bandera hecha jirones. Hoy quiero, en cambio, celebrar que en la ciudad de los machos silenciosos se escuche la voz de una mina. Hoy quiero celebrar que la ciudad de los perros que le ladran a Sancho cuando cabalga, se acuerde de lo parecidos que son El Quijote y Jerónimo Luis de Cabrera.
Hoy quiero celebrar Chow Fan Show, para volver a pensar los medios de comunicación y producción cultural, para reírnos en la cara de nuestras propias desgracias, para volver a pensar la pregunta ¿Qué es Córdoba?, sin ponernos a llorar. Para poder además inventar nuevas respuestas, que nos hagan cagar de la risa. Divertirnos otra vez en la aldea de Bonino, de Paco Giménez, de Cognini y de Luy, que no es otra cosa que devenir diversos. Ojalá esta mujer y sus amigos sean la punta de un iceberg, el principio de un cambio que nosotros, los medianos, solo podremos distinguir cuando estemos en el Sorocabana ojeando el diario de ayer de madrugada. El Futuro es Mujer, decía el enorme Marco Ferreri allá por los años 80 (sí, a ese googlealo también, que vale la pena). ¿Quiere que las cosas cambien?: ¡Hágalo usted mismo! Broadcast yourself!
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